Roots run deep at Dean’s Beauty Salon and Barber Shop. It’s the kind of place where “new” clients have been going there for a dozen years. Where “family” isn’t just blood relatives, but several generations of friends and neighbors—and their friends and neighbors.
“We’re loyal to the soil,” owner Kim Brown said recently, remembering how folks called or stopped by her house when the salon was closed during the early months of the COVID-19 pandemic.
Some dropped off cleaning products and paper goods, saying they’d picked up a few extras “for the shop.” Others sent money. “They were like, ‘Oh, this isn’t for my hair. This is just for you if you need anything,’” Brown said.
That’s how things are at Dean’s, Portland’s longest-running, continuously Black-owned business. Brown’s grandparents, Benjamin and Mary Rose Dean, opened the shop in 1956 on Northeast Hancock Street. It was just a few doors down from their family home, which the couple purchased for $900. Mary Rose had her stylist license from the Madam C.J. Walker School of Beauty and had been doing hair from the house but needed more space.
The Deans came to Portland from Alabama in the 1940s during the early decades of the Great Migration, when millions of Black southerners moved north to escape segregation under Jim Crow. By the time the couple started the salon, their location in the Eliot neighborhood was at the heart of Portland’s Black community.
In a nod to the shop’s importance to Portland’s African American community, the state recently supported Brown’s nomination to include the salon in the National Park Service’s National Register of Historic Places.
“They built the shop, and the rest was history,” Brown said. “It was never something to get rich on. It was always something that was ours, and that the family could continue on.”
Brown’s mother, Gloria Tims, took over in 1979. When Tims retired, the shop passed to Brown. One day, she expects her sons to run a business from the storefront.
Kim Brown is the third generation of her family to own and operate Dean’s Salon and Barber Shop. “It’s a very personal job,” she said. “There are some families that have been coming in the shop as long as I’ve been alive.”
The neighborhood around the shop has changed over the decades as new developments came in and longtime residents moved farther out, but past remains present at Dean’s.
The store still has its original layout: barber shop to the left, salon to the right. Portraits of Brown’s grandparents line the walls. Clients’ school photos, family portraits and candids smile from above the stylists’ work stations. Newspaper clippings highlight athletic and business achievements across the decades. And a display cabinet in the front room holds photos of Dean’s friends and family with visiting dignitaries, including portraits with three presidents: George H.W. Bush, Barack Obama, Joe Biden.
As steadfast as Dean’s is, unfortunately some things do have to change. The salon recently raised its prices slightly to help absorb rising costs from inflation. “At the end of the day, everything has went up,” Brown said. She was looking for ways to save and found one solution through Energy Trust.
In February, the salon swapped its outdated fluorescent tube lights for energy-efficient LED versions, a change that will shave an estimated $200 a year off its energy bills. Brown qualified for the free upgrade through Energy Trust’s no-cost lighting offer for small businesses.
“My motivator is to make sure that the shop is in its best possible condition when I turn it over to my children,” she said. “If that’s solar panels at some point, because that’s going to be the wave of the future, or if it’s new lighting, or if it’s tearing out a wall and putting another shampoo bowl in, whatever it is, I will do it to facilitate that. And if I can get some help to do it, then I’m all for it.”
Dean’s didn’t have to close during the lighting project because the contractor worked around the stylists’ schedules. They installed the lighting system on the barber shop side when there were customers in the salon, and vice versa. That sort of flexibility may seem like a small thing, but Brown said it was a significant benefit since Dean’s has staggered appointments to keep occupancy low during the pandemic.
Asked if she would recommend the incentive program to other small businesses, Brown didn’t hesitate. “Absolutely,” she said. “It was seamless. Everything went perfectly.”
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Dean’s Beauty Salon and Barber Shop tiene raíces profundas. Es el tipo de lugar en el que los “nuevos” clientes llevan acudiendo allí una docena de años. Donde la “familia” no son solo parientes de sangre, sino varias generaciones de amigos y vecinos, y de sus amigos y vecinos.
“Somos personas muy leales a lo nuestro”, dijo recientemente la propietaria Kim Brown, recordando cómo la gente llamaba o pasaba por su casa cuando el salón estaba cerrado durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19.
“Algunos dejaron productos de limpieza y artículos de papelería, diciendo que habían recogido algunos extras “para la tienda”. Otros enviaron dinero. “Decían: ‘Oh, esto no es por mi corte de pelo. Esto es solo para ti si necesitas algo’”, relata Brown.
Así son las cosas en Dean’s, el negocio de propiedad negra más antiguo de Portland. Los abuelos de Brown, Benjamin y Mary Rose Dean, abrieron la tienda en 1956 en Northeast Hancock Street. Estaba a pocas puertas de su casa familiar, que la pareja compró por $900. Mary Rose tenía su licencia de estilista de la Escuela de Belleza Madam C.J. Walker y había estado trabajando de estilista desde la casa, pero necesitaba más espacio.
Los Deans llegaron a Portland desde Alabama en los años 40, durante las primeras décadas de la Gran Migración, cuando millones de negros del sur se trasladaron al norte para escapar de la segregación de Jim Crow. Cuando la pareja fundó el salón, su ubicación en el barrio de Eliot estaba en el corazón de la comunidad negra de Portland.
En reconocimiento a la importancia de la tienda para la comunidad afroamericana de Portland, el Estado apoyó recientemente la candidatura de Brown para incluir el salón en el Registro Nacional de Lugares Históricos del Servicio de Parques Nacionales.
“Construyeron la tienda y el resto fue historia”, dijo Brown. “Nunca fue algo para hacerse rico. Siempre fue algo que era nuestro, y que la familia podía continuar”.
La madre de Brown, Gloria Tims, se hizo cargo en 1979. Cuando Tims se jubiló, la tienda pasó a manos de Brown. Y ella espera que un día sus hijos dirijan el negocio al mando de la tienda.
Kim Brown es la tercera generación de su familia que posee y gestiona Dean’s Salon and Barber Shop. “Es un trabajo muy personal”, dijo Brown. “Hay algunas familias que llevan viniendo a la tienda desde que yo vivo”
El barrio que rodea a la tienda ha cambiado a lo largo de las décadas con la llegada de nuevas urbanizaciones y el alejamiento de los residentes que vivían allí desde hace mucho, pero el pasado sigue vigente en Dean’s.
La tienda conserva su diseño original: la barbería a la izquierda y la peluquería a la derecha. En las paredes hay retratos de los abuelos de Brown. Las fotos escolares de los clientes, los retratos familiares y las instantáneas sonríen desde los puestos de trabajo de los estilistas. Los recortes de periódico destacan los logros deportivos y empresariales a lo largo de las décadas. Y una vitrina en la sala principal contiene fotos de amigos y familiares de Dean con dignatarios visitantes, incluidos retratos con tres presidentes: George H. W. Bush, Barack Obama y Joe Biden.
A pesar de la determinación de Dean’s, desafortunadamente algunas cosas tienen que cambiar. El salón ha subido recientemente sus precios para ayudar a absorber los costos de la inflación. “Al final, todo ha subido”, dijo Brown. Así que buscó formas de ahorrar y encontró una solución a través de Energy Trust of Oregon.
En febrero, el salón cambió sus anticuadas luces fluorescentes por versiones LED de bajo consumo, un cambio que reducirá en unos $200 al año sus facturas de energía. Brown se benefició de la actualización gratuita a través de la oferta de iluminación sin costo de Energy Trust para pequeñas empresas.
“Mi motivación es asegurarme de que la tienda esté en las mejores condiciones posibles cuando se la entregue a mis hijos”, dijo Brown. “Si se trata de paneles solares en algún momento, porque eso va a ser el futuro, o de una nueva iluminación, o si es arrancar una pared y poner otro recipiente de champú, sea lo que sea, lo haré para facilitarlo. Y si puedo conseguir ayuda para hacerlo, entonces estoy a favor”.
Dean’s no tuvo que cerrar durante el proyecto de iluminación porque el contratista trabajó en función de los horarios de los estilistas. Instalaron el sistema de iluminación en el lado de la barbería cuando había clientes en el salón, y viceversa. Ese tipo de flexibilidad puede parecer poca cosa, pero Brown dijo que era un beneficio significativo, ya que Dean’s tiene citas escalonadas para mantener la ocupación baja durante la pandemia.
Al preguntarle si recomendaría el programa de incentivos a otras pequeñas empresas, Brown no dudó. “Por supuesto”, dijo Brown. “Todo fue perfecto. Todo salió a la perfección”.
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